En un entorno mediático saturado y con una audiencia cada vez más dispersa, Condé Nast —editorial de cabeceras como Vogue, GQ y Vanity Fair— ha optado por una estrategia clara: generar contenido de valor que capte verdaderamente la atención del público y lo haga en espacios seguros, bien producidos y con alto estándar editorial.
Según Alberto Donoso, director de Comunicación de Condé Nast España, la compañía está inmersa en una transformación global que tiene como eje el periodismo de calidad. Publicaciones como WIRED o The New Yorker, referentes dentro del grupo, ilustran este enfoque, que ha llevado al grupo a recibir distinciones como premios Pulitzer y lograr cifras récord en suscripciones. “Apostar por la calidad no es solo una elección ética, también responde a una visión estratégica que genera confianza y relevancia”, aseguró Donoso.
Además, destacó la dimensión global del grupo, presente en 32 mercados, lo que facilita la circulación de talento, contenidos e ideas entre países, fortaleciendo así a los equipos locales como el de España.
Elena Ferreras, Chief Business Officer de Condé Nast España, compartió datos clave sobre la evolución del modelo de ingresos: un 51,5% proviene del entorno digital, un 36% sigue vinculado a las ediciones impresas y un 12,5% a eventos. Pero más allá de las cifras, Ferreras recalcó un nuevo KPI fundamental: la atención. “Cada día estamos expuestos a unos 6.000 impactos publicitarios, pero solo retenemos un 0,3%. La clave ya no está en cuántos nos ven, sino en cuántos realmente conectan”, afirmó.
Para abordar este reto, Condé Nast ha desarrollado su propio enfoque, el Quality Attention Model, que combina datos, creatividad relevante y entornos premium para transformar la visibilidad en valor de marca.
Jorge Madrid, director del área comercial creativa de la editorial, puso el foco en el papel de la creatividad como elemento esencial para generar conexiones auténticas. “La creatividad es el puente entre la atención y la acción. No basta con ser vistos, hay que emocionar”, expresó. Desde su equipo, transforman las necesidades de los anunciantes en historias que encajan con el tono y los valores editoriales.
Algunos casos destacados incluyen campañas como Vogue Business by Santander, Estado del Bienestar con Vichy, o experiencias como los premios GQ Men of the Year y Vogue Fashion’s Night Out.
Lina Calzado, vicepresidenta de Aceleración Digital Internacional, explicó cómo la tecnología permite cuantificar la atención real del usuario, más allá de las métricas tradicionales. Condé Nast utiliza herramientas propias basadas en datos de primera mano (first-party data) para personalizar audiencias mediante clústeres avanzados, como los desarrollados en AdStudio, su entorno creativo de formatos interactivos.
“Hoy ya no se trata solo de saber si un anuncio se mostró, sino de entender si realmente fue consumido, leído, escuchado o disfrutado”, dijo Calzado. Para ello, emplean métricas como el tiempo de permanencia, el nivel de scroll, la tasa de finalización y la audibilidad en contenidos en vídeo.
Con este enfoque, Condé Nast consolida su apuesta por una publicidad y un contenido más significativo, donde la atención no es una casualidad, sino el resultado de una estrategia bien orquestada que pone en el centro a las audiencias y la calidad.
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